Esta es la historia de una mesita de arrimo que vivia en una casa de Ñuñoa y era maltratada por sus dueños. Ella que nació de madera fina, fue clavada, cubierta con una fórmica de poca monta, golpeada y finalmente abandonada en la calle. Enfrentada al frío y la oscuridad de la noche se aferró a un árbol para compensar su cojera, producto de los abusos sufridos. En la medianoche cuando ya creía que sería transformada en astillas por el malvado camión de la basura vio a lo lejos como se acercaba un príncipe azul montado en un corcel de dos ruedas. Éste galán la recogió y la llevó con extremo cuidado a su hogar. La lavó, le sacó suavemente los clavos que la torturaban y removió con cariño la horrenda vestimenta de formica con que sus antiguos dueños la castigaron. Con una suave lija su salvador frotó la madera pero ella misma le pidió que le dejara algunos rastros de lo que había pasado, mal que mal era su historia y debía saber vivir con ella, no quería transformarse en esas mesas recauchadas que tratan de olvidar lo que han sufrido a punta de barnices brillantes o lacas con extra cobertura. Luego ella fue acomodada en un lugar privilegiado y compartió con sillas nuevas, algunos sofás antiguos y una serie de nuevos amigos que la hicieron sentir por primera vez en casa.
Arriba:
– Mesa recogida en la calle en el día del «Cachureo» y Reciclaje de Ñuñoa. Avisan el día en el portal de la comuna.
– Mecheros decorativos de cerámica en Imagen
– Set de Mini cactus en Jumbo
– Escultura en cerámica gres, Gloria Álvarez Schneider, galvarezceramica@hotmail.com
Que linda historia!
Juan Pablo, me encantá tu blog, que bueno que lo encontré…
Saludos,